miércoles, 29 de agosto de 2007

Loca mente

Permítaseme arrojar una gran carcajada

( gran carcajada, imagínensela)

directo a la cara de todos esos especialistas que de verdad piensan que porque tienen una licenciatura en la materia, ya son expertos en psicología o psiquiatría humana, y creen que pueden comprenderlo a uno mejor que uno mismo.
Me río en sus caras.
No, doctor, no estoy mejorando, por más que usted que diga que estoy mejorando no es cierto, no- estoy - mejorando. ¿Qué se ha creído usted para pensar que puede venir a decirme a mí cómo me siento?
Entienda que mi tristeza no es una enfermedad.
No me venga con esos ejercicios para conseguir una catarsis. Si usted quiere que me ponga a llorar cada sesión contándole mis secretos más profundos sólo para que usted tenga algo emocionante que redactar en el informe, el chiflado es usted.
Psiquiatras...

domingo, 26 de agosto de 2007

Puertas...

Sé que suena como imposible, pero estoy casi segura de que en mi habitación existen puertas interdimensionales, a través de las que se puede viajar a voluntad por el espacio-tiempo. Las cosas desaparecen en ellas y aparecen en otros lugares, para luego volver a aparecer en mi habitación, en coordenadas distintas a donde estaban cuando partieron.
O es eso o es que soy demasiado desordenada.

Antisepsis ortogonal

Sumergida en un líquido viscoso, caprichosa creación de un hipotálamo maleducado, me pierdo entre la resonancia de unos gritos lacrimógenos que parecen venir de muy lejos.
Titubeando entre las posibles desventajas de una salpingoclasia, y la tentadora opción que se dibuja en la etiqueta del ácido muriático, no puedo dejar de tener un poco de miedo.
Unas pocas expectativas se cuelan a través de las grietas húmedas de mi esperanza, causándole dolor de ojos y temblores espasmódicos, y yo les doy la bienvenida un tanto ecuánime.
Me da tristeza ver la coladera destapada, y a los gusanos -¡pobrecitos!- lloviéndome encima desde el techo.
No puedo entender todavía porqué el miedo se me sigue enredando desde dentro hacia afuera del tubo digestivo, debe ser porque tengo mucha hambre, pero sé que se me calmará en cuanto me clave sus colmillos en el sitio marcado por la equis, y sus neurotoxinas ya no me permitan saber quién es quién.
Dicen los médicos -y los detectives forenses lo confirman- que mi enfermedad es muy rara, pero que no debo preocuparme, que el único remedio es lo suficientemente doloroso como para durarme toda la vida, y consiste en practicarme, sin anestesia ni otros endulzantes artificiales, una urgente e inmediata antisepsis ortogonal.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Harta...

Estoy harta de todos esos defensores de la decadencia, que se dicen capaces de olerla a distancia, y la encuentran en todos los sitios a los que dirigen la mirada, y se creen a salvo de ella, pero no lo están.
Están hundidos en ella hasta el cuello.
A voz en grito denuncian que la sociedad apesta, que la humanidad se muere, se suicida, se arroja en caída libre y sin paracaídas por un precipicio sin nombre ¿y qué hacen ellos por salvarla?
¿creen que sólo con quejarse y hacer mucho ruido le hacen algún bien al mundo? No desaprovechan ninguna oportunidad para lanzar su veneno contra todo, citan a filósofos famosos, berrean y nunca se cansan de escupir y vomitar injurias, como si eso los hiciera superiores.
Estoy harta de oírlos. Estoy harta de oír decir que el mundo es un lugar triste, feo y malo.
Estoy harta de estar harta.

viernes, 17 de agosto de 2007

El amor...

Hay quien dice que el amor es una real joda. Yo no lo sé, porque no lo conozco. Lo que sí es una joda es cuando te das cuentas de que lo que creías que era amor no lo es.

jueves, 16 de agosto de 2007

Cosas que he aprendido estos últimos tres días...

Porque todos los días se aprende algo nuevo.
1. A algunas personas les gusta comer su atún con mostaza.
2. Las luciérnagas sólo saben contar hasta el tres.
3. Algunas plantas tienen muy mal carácter.
4. Es increíble la cantidad de chistes malos que una sola persona puede contar en una noche.
5. Es aún más increíble la cantidad de piquetes de mosquito que un solo brazo puede recibir en una noche.
6. Sólo existen tres especies de murciélagos hematófagos en todo el mundo.
7. Una de las gemelas Olsen es más alta que la otra.
8. Algunas mariposas han desarrollado como estrategia evolutiva el invadir las camionetas de la gente para protegerse de la lluvia. Esta interacción camioneta-mariposa será objeto de numerosos estudios científicos posteriores.

Dato curioso...

Los murciélagos no salen en las noches de luna llena. Incluso aquel reflejo debilitado de la luz solar es más de lo que pueden soportar.

Emergencia...

Una de las cosas más impresionantes que vi en esta salida de campo, de la que hablo más abajo, ha sido lo que se llama "emergencia", que es el momento en el que los murciélagos emergen de su cueva, cuando se pone el sol.
Todos los días, cuando ya no queda de la luz solar más que una tenue penumbra azul, los murciélagos comienzan a despertarse, y se les ve revolotear en grupos pequeños dentro de la cueva, que se van organizando hasta formar una espiral, que gira y gira y se va haciendo cada vez más grande. Es impactante.
La enorme espiral de murciélagos va saliendo de la cueva como una especie de remolino, y fue una experiencia increíble estar ahí parada, en la boca de la caverna, mientras millones de murciélagos volaban alrededor y a veces chocaban contra mí, escuchando el ruido de sus alas y de sus chillidos.
Fue algo hermoso.

Superpoder...

Me pregunto qué se sentirá ser un murciélago.

Salir a volar cada noche, utilizado ese sentido extraño que ellos tienen y que se llama ecolocalización.

Los científicos han estudiado ese mecanismo por el que los murciélagos emiten ondas sonoras de alta frecuencia que rebotan en los objetos, y al percibirlas de vuelta los murciélagos pueden saber de qué tamaño y forma es el objeto, si está quieto o en movimiento, y a qué velocidad se desplaza. Así ellos pueden crear una imagen mental del objeto e identificarlo, si es un obstáculo, si es alimento, si es un depredador.

Los humanos hemos creado el radar, que se parece en algo a este sistema, pero supongo que nada es comparable a tenerlo integrado en el organismo, como parte de nosotros, un sentido nuevo, así como las serpientes perciben la radiación infrarroja, y los tiburones detectan las cargas eléctricas que emiten los cuerpos de sus presas.

De verdad que los superpoderes sí existen.

Murcielagueando...

Ests tres días que acaban de pasar me la he pasado de maravilla, murcielagueando. Quiero decir, literalmente conviviendo con murciélagos de distintas especies, y es que me fui de salida de campo con un grupo de estudiantes de postgrado que están haciendo muestreos en distintas zonas del estado, para conocer las especies de murciélagos que habitan la región y estimar el tamaño poblacional. Son datos que ayudarán a desarrollar una estrategia para la conservación de estos bichos.
Me alegra decir que no me costó ningún trabajo adaptarme a los horarios de actividad de los murciélagos. Casi casi los envidio porque tienen un estilo de vida similar al que a mí me encantaría adoptar. Se despiertan a las ocho de la noche, cuando la abominable luz solar ya se apagó, y apenas comienza a amanecer regresan a la tranquila y acogedora obscuridad de su húmeda caverna.
Para un bicho nocturno como yo esta fue de las mejores salidas de campo que he tenido en la vida.

viernes, 10 de agosto de 2007

Alpiste Tostado

Me quedé un largo rato mirando esa foto tan vieja, medio amarillenta, en el album más antiguo que tiene la familia.
Ella era mi tía abuela. Yo no la conocí, porque ella se murió antes de que yo naciera. Desearía tener más información acerca de ella, pero lamentablemente mi recopilación de datos no ha resultado muy fructífera, porque la mayoría de los que la conocieron ya están muertos y los que están vivos no la conocieron mucho, o eran demasiado pequeños como para recordarla.
Así que todo lo que sé de ella se fundamenta en algunos recuerdos de mi abuelita, de esas anécdotas que me contaba por las tardes, sentada en su mecedora, mientras tejía o algo por el estilo.
Era la más joven en la casa de mi abuelo, su hermanita. Dicen que era muy rara, que estaba un poco loca, yo no sé. Lo que sí sé es que era muy bonita. No importa que llevara ropa de niña de escuela católica, no importa el peinado de principios del siglo veinte; la belleza de mi tía abuela es de ésas que no tienen época. Sus ojos atemporales aún cautivan atravesando la foto.
Se llamaba Alicia, pero le decían Alpiste Tostado, porque a ella así le gustaba que le dijeran, por más que a mi bisabuela le diera el soponcio cada vez que oía llamar a su princesa con tan peculiar pseudónimo. A ella no le importaba.
La joven de la foto no se parece en nada a la mujer que aparece en fotos posteriores, y que dicen que es la misma. Dicen que la melancolía la hizo consumirse antes de tiempo. Dicen que mi bisabuela no la dejó casarse ni tener novio nunca, porque todos los hombres le parecían poca cosa para su princesita, y que por eso se quedó solterona y se volvió amargada.
Pero nada le pudo quitar esos ojos, que observan el mundo en silencio, desde el siglo pasado.

lunes, 6 de agosto de 2007

Plankton...


Lo descubrí el otro día en el laboratorio, mientras revisaba una muestra de aguas residuales provenientes de una granja de cerdos - no transgénicos-. Lo descubrí por casualidad, como sucede a veces con los grandes descubrimientos- la ley de la gravedad, la penicilina, los champignones...

El punto es que lo descubrí:


Plankton, sí, la cosita pequeña que se quiere robar la fórmula secreta de la kangreburger, es en realidad una Chlamydomonas nivalis.

Allí está una fotografía, para que comparen.