martes, 22 de abril de 2008

Yeah!!!!!!!...




No sé ustedes pero si yo tuviera una banda de rock o de metal pesado le pondría así: Los Cristos del Veneno!!!!! A poco no suena chido? Lo genial es que el Cristo en cuestión en realidad existe y tiene muchos fans, que diga muchos feligreses que lo van a visitar y colgarle milagritos.
En fin, yo me quedo nomás con el nombre, se cuidan!!!!!

domingo, 20 de abril de 2008

Hamlet...

Estoy tan harta de casi todas las cosas, que si no fuera por este (abren comillas) casi (cierran comillas) salvador, tendría un estado de ánimo idéntico al de Hamlet.
Hamlet estaba triste, estaba enojado, pero pienso que su desdicha radicaba no en la muerte de su padre, sino en el sentir de que su existencia en el mundo era irrelevante para todos los que le rodeaban -y lo era-, que era incapaz de pertenecer al contexto que le rodeaba -cualquiera que éste fuera-, en fin, que era un inadaptado con todas las de la ley.
Por eso comenzó a tener esas ideas de venganza contra su tío, no estaba vengando a su padre, se estaba vengando a sí mismo, en un intento desesperado de poner las cosas en su lugar, de ganarse un sitio propio al cual pertenecer.
Pero las cosas no se hubieran arreglado de ese modo. Sospecho que el propio Hamlet no quería que se arreglaran. Una vez que uno se ha habituado lo bastante a vivir en la tristeza, la melancolía, y el constante anhelo de la muerte, esta posición se vuelve extremadamente cómoda, y si el alma se intoxica demasiado con ella, se vuelve muy difívil o imposible volver atrás.
Hamlet se quería morir, independientemente de lo que sucediera a su alrededor, y si se planteó la misión de vengar a su padre hasta las últimas consecuencias, no fue por su padre, fue porque estaba muy dispuesto a morirse, a morirse por nada, o por cualquier cosa.
A Hamlet no lo mató Laertes, sino que se suicidó.
Se murió porque eso era lo que él quería.