jueves, 31 de enero de 2008

Irrealidad...

Desperté, y todo estaba obscuro en la casa, todo. Pensé demonios ¿cuántas horas me dormí? Cierto, había llegado algo cansada y me quedé dormida en el cuarto de mi mamá apenas después de comer. Ahora ella estaba dormida a mi lado. Extendí el brazo y me puse los lentes, y luego busqué mi celular. Vi la hora. eran las siete. Las siete. ¿Las siete? Sí las siete. Era extraño. No era hora ni de la siesta ni de irse a dormir, entonces ¿qué pasaba? Afuera la calle estaba silenciosa, excepto por un murmullo raro, como de una fiesta lejana. Mi calle normalmente es silenciosa, aquello no era sorpresa. Pasó el carrito de los flanes " son unos ricos flanes casero, sólo cuestan dos pesos con cincuenta centavos". así que afuera todo era normal, pensé parece que simplemente a mi ma le dio por dormir un poco más. Era raro pero posible, al fin, ella trabaja tanto.
Era raro. Y comencé a sentir dolor de estómago. Fui a mi cuarto y encendí la luz. La sensación de desconcierto con la que me había despertado todavía no se me quitaba. Ignorando mi malestar y esa extraña atmósfera general de anomalía, tomé un libro. era un libro que había esatdo leyendo desde hacía algún tiempo. Comencé a leer y me di cuenta de que lo que leía me parecía muy familiar. Estaba segura de haber leído esa misma historia antes, no con las mismas palabras, pero similares, en el mismo libro. Busqué páginas atrás, y en efecto, ahí estaba la misma historia. No entendí porqué la autora había decidido poner dos veces el mismo pasaje, aquel texto repetido se sentía por completo fuera de lugar . Dejé de leer. Los grillos estaban cantando.
Entonces, el mundo se desarmó.
Fue como una náusea repentina esto no está bien qué pasa me invadió una extrañeza esquizofrénica un desconocimiento de las cosas como un loco que recuperara la cordura de repente y no reconociera el hospital psiquiátrico donde ha pasado tantos años era una perturbadora pero inegable percepción de irrealidad una certeza irrefutable de la irrealidad de todo no es real no es real no es real la obscuridad el silencio el dolor el libro no son reales no so...

n.
Entonces desperté de verdad.

Se sentía tan real ese sueño. ¿ Cómo sabemos qué es real y qué no? ¿Cómo sabemos que en este momento no estamos soñando?
Por cierto, por mi casa nunca ha pasado un carrito de flanes.

domingo, 27 de enero de 2008

Poema minimalista...

Horror.

Pena.

Y miseria.

Buenas noches.

domingo, 13 de enero de 2008

Hoy...

Tengo sólo cinco minutos para escribir. Algo relevante. Algo que resuma, en unas cuantas líneas, lo que ha sido este día. Pero aunque estoy intentándolo con toda mi alma, resulta muy difícil. Y no es que haya sido un día especial - aunque, en sentido estricto, todos lo son-. No es que me hayan ocurrido muchas cosas. Pero aún así, es difícil. Y ahora se me han agotado cuatro de esos cinco minutos. Pero es que un día son tantas cosas, tantas victorias, tantas derrotas, tantos pensamientos enderezados y alrevesados que se cruzan en la montaña rusa de la mente, que habitan en el microkosmos, en el microkaos que existe en cada cerebro y que se esfuerza por caber en un espacio tan reducido como lo es la capacidad craneana de cada simple -cada complejísimo- ser humano. Es un intento inútil. Y sin embargo, qué prodigioso es el lenguaje. Todos estos universos reales e imaginarios, en que habitamos durante un periodo equivalente a 24 horas se pueden sintetizar, comprimir y encapsular en una sola palabra: hoy.