jueves, 7 de junio de 2007

Yo, Diana

Si aceptáramos que los robots reales siguen las mismas tres leyes de la robótica que en los cuentos de Isaac Asimov, entonces, Yo, Diana, definitivamente no soy un robot.
1. A veces hago daño a otros seres humanos
2. No me gusta obedecer órdenes
3. A veces me hago daño a mí misma, y no siempre tengo ganas de proteger mi propia existencia.
Por lo tanto, no soy un robot, a menos...
A menos de que fuera uno con una anomalía muy severa en las sendas de mi cerebro positrónico.
Y esto explicaría tantas cosas...

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