domingo, 29 de julio de 2007

Mirada retrospectiva.


A decir verdad, éste es solamente uno de mis múltiples defectos. Algo que quisiera cambiar y no lo logro, y tengo que aceptarlo y lidiar con ello día tras día: Con más frecuencia de la que me es conveniente, me doy cuenta de lo mucho que me cuesta y lo difícil que es para mí el dejar ir.
Hay muchas cosas, personas, lugares, situaciones, con las que me he topado en la vida, y que me han marcado profundamente. Algunas de ellas tuvieron que irse, simplemente por que las cosas siempre cambian. De hecho, alguna vez escuché decir que esa es una de las grandes tragedias de la vida: todo cambia.
Pero otras veces, he tenido la posibilidad de decidir qué se queda y que se va de mi vida. Y he decidido dejar cosas atrás, decir no. El que sea una decisión mía, tomada a voluntad, no significa que a veces no me hayan dolido los desprendimientos de este tipo. Muy por el contrario, varias veces me he lastimado al decidir deshacerme de algo, sin que eso quiera decir que me arrepienta.

Desde aquí, desde adentro, quiero enviar una mirada, retrospectiva y nostálgica, a todas aquellas cosas y personas bellas, maravillosas, milagrosas, fantásticas, con las que me he cruzado en el camino, y he rechazado deliberadamente. A todas aquellas bendiciones - no soy religiosa, pero no encuentro una mejor palabra- que no acepté recibir, a todas esas vidas posibles que pudieron ser buenas pero escogí no vivir, para poder continuar buscando quién sabe qué, quisiera poder haberles dicho adiós y no gracias con una poca más de decencia, en vez del no puedo y huida que es lo que siempre aplico.
Aunque supongo que ése es sólo otro más de mis múltiples defectos.

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